Solidarność (1991): Simulación de la Revolución
Este videojuego perdido es una simulación estratégica (en más de un sentido) de Solidaridad, el sindicato proscrito de Lech Walesa que fue clave para el fin de la sovietización de Polonia.
La segunda mitad del siglo XX fue la era del revolucionario como superhéroe. Héroes trágicos que murieron en plena lucha por sus ideales y renacieron como mártires. Íconos. Productos. La remera del Che, los pósters con frases de Martin Luther King, los “corridos” dedicados a Emiliano Zapata.
Pero hay revolucionarios que no pudieron matar. Fueron íconos en la clandestinidad que después del estallido jugaron un rol en la política mundial. Nelson Mandela, Lula da Silva, Fidel Castro. Hombres que se ganaron un rol en la historia, pero con matices problemáticos y decisiones difíciles de justificar. Historias que no se pueden resumir en una remera. Por algo la película más exitosa del Che es la que termina antes de la llegada a Cuba, y no la que imagina sus desesperantes últimas horas.
El polaco Lech Walesa quizás sea la más compleja de estas figuras, con logros que se ajustan a la narrativa de izquierda pero bajo una ideología conservadora de derecha. Walesa fue un líder sindical profundamente carismático, responsable de la caída del gobierno totalitario de Polonia, que se convirtió en una herramienta (dispuesta) de Occidente para demoler el comunismo y a la vez usó esa proyección internacional para cambiar las condiciones de vida de los trabajadores de Polonia.
En 1989 cayó el Muro de Berlin, marcando el final de la dominación soviética de Europa del Este. Se anunciaron elecciones libres en Polonia. Después de más de una década de lucha, Walesa estaba listo para una alfombra roja que incluía su candidatura presidencial, una película basada en su vida, y hasta su propio videojuego. La remera del Che del Siglo XXI.
Retrocedamos a 1980, año en que Walesa organiza una huelga en el astillero de Gdansk y como parte de las negociaciones para volver al trabajo logra establecer Solidaridad, el primer gremio independiente en un país del bloque soviético. No dura mucho, pero el líder sindical (con la ayuda del recién instalado papa polaco Juan Pablo II) logra llamar la atención del mundo a las magras condiciones de vida en Polonia. En 1982 el régimen declara ilegal a Solidaridad. En 1983 Walesa recibe el premio Nobel de la paz. La lucha continúa.
En el mismo año, el físico polaco Lucjan Wencel emigra a California, donde consigue la licencia de distribución de computadoras Atari en Polonia. Con los ingresos funda una empresa dedicada a la conversión de videojuegos a Commodore 64, una de las plataformas más vendidas de Europa.
La idea brillante de Wencel fue la de tercerizar el trabajo a un estudio formado por ex compañeros de la Tecnológica. Especialistas en sistemas, matemáticos y profesores universitarios, convirtiendo arcades de Apple a Commodore, ganando sueldos que triplicaban lo que se llevaban en la universidad.
El estudio (el primero en la historia de Polonia) se llamó PZ Karen, en honor a la esposa de Wencel, y usaba de oficina una antigua mansión en el distrito de Żoliborz en Varsovia en la que muchas veces se tenían que quedar a dormir. El crunch en la industria polaca es una constante desde su incepción.
El primer éxito de Logical Design Works (nombre de la compañía de Wencel en California) es la conversión de Phantasie (1985), un RPG mediocre para Apple II, que vende 50.000 unidades de la versión de Commodore desarrollada por LCW - un récord para sus desarrolladores de SSI. Wencel se anima a fundar su propia distribuidora, que bautizará con el nombre más norteamericano posible: California Dreams.
California Dreams la pega con juegos de casino, pero de a poco Wencel y el equipo de PZ Karen se animan a más. Blockout (1989) es un éxito, una variante de Tetris en 3D ingeniosa y técnicamente impecable. En el mismo año lanzan Street Rod, el juego más recordado de la compañía, un juego de carreras ambientado en los años ‘60 con un nivel de personalización inimaginable para la época.
Con la caída del comunismo, Wenzel rebosa de espíritu patriótico, y siente que por fin puede usar sus “sueños de California” para homenajear a su héroe personal. El rumor en Hollywood era que un director importante estaba a punto de rodar una “biopic” sobre Lech Walesa (¡con Robert de Niro, decían!), y Wenzel, sin preguntar a nadie, se puso a trabajar en un videojuego sobre los años más difíciles pero más influyentes del sindicalista. Su nombre sería simplemente “Solidarność”.
Mientras el equipo de PZ Karen terminaba la secuela de Street Rod, Wenzel hizo líder del nuevo proyecto a Przemysław Rokita, un programador especializado en gráficos que venía de la universidad que Wencel había elegido de “semillero” y había colaborado en otros proyectos del estudio.
Durante meses Rokita trabajó con un guionista y con Tomer Sielicki, jefe del estudio. Pero el proyecto no funcionaba. Rokita era un creyente en la gesta de Walesa, y quería hacer una simulación lo más fiel posible. Que el jugador sienta el peso de cada decisión.
Luego de una pelea con Sielicki, Rokita decide ponerse el proyecto al hombro. Pasa largas noches trabajando en soledad. Gráficos, guión, mecánicas, sistemas. Rokita no tenía mucha experiencia en esas áreas, y Solidarność debería ser un desastre. No lo es.
El juego empieza el 13 de diciembre de 1981, el día en el que el primer ministro (y general) Wojciech Jaruzelski declaró ley marcial con el propósito de disuadir la actividad del movimiento Solidaridad. El jugador toma el rol de Walesa y controla a la organización social desde la clandestinidad durante varios años, buscando la caída de un régimen que, amenazado, se había virado a la autocracia.
Solidarność es un juego de estrategia muy de la época. La pantalla principal es un mapa de Polonia desde el que se puede medir la influencia actual del movimiento. La cantidad de seguidores, los activistas disponibles, el presupuesto de cada una de las provincias, las necesidades específicas de cada región, la cantidad de presos políticos y la presencia de la infame ZOMO, organización paramilitar antidisturbios cuyo nombre aún hoy se usa como sinónimo de violencia policial en el país.
Hay un equilibrio entre texto y representación visual que deja clara cada acción que el jugador puede tomar. Las pantallas de planeamiento de acciones y actividades son especialmente elegantes, usando flechas y listas de consignas para poder planear lo que pasará en las próximas semanas.
¡No es un juego fácil! La falta de manual y cualquier tipo de tutorial hace difícil entender algunos de los caprichos de diseño, pero de a poco los sistemas empiezan a hacer clic. La complejidad de entender la relación entre las acciones de Solidarność y la reacción del gobierno parecer ser intencional. Rokita no está haciendo un juego educativo, sino un sentido, furioso, alegato político.
El equipo de PZ Karen siempre tuvo un ojo especial para el detalle. La representación de cada provincia es una pequeña obra de arte, los sprites aprovechan al máximo la baja resolución, los íconos son claros e impactantes (en especial los que representan opresión y resistencia) y el juego está repleto del humor negro que caracteriza al gaming polaco.
Durante toda la partida, dos barras muestran la atención que nuestro movimiento recibe de los gobiernos soviéticos y norteamericanos. Ninguna de las dos es realmente bienvenida. Y merece mención aparte la animación de la acción de pegar pósters, que muestra un ciclo infinito que muestra a nuestro activista pegando, la policía despegando, el activista pegando...
¿Estaba al tanto Walesa de que estaban haciendo un videojuego sobre él? No queda muy claro. Wencel estaba en Estados Unidos, PZ Karen en Polonia, no había mucha comunicación. La película nunca se filmó, el juego no llegó a tiempo para las elecciones, y Wencel se dio cuenta de que no había mucho lugar en el mercado norteamericano para una propuesta como esta. Después de la caída del muro, la narrativa de la Guerra Fría había terminado para Occidente.
Solidarność está completo, pero nunca se editó. La versión filtrada en sitios de “abandonware” hace unos años está casi terminada, solo falta la música, la documentación, y una pasadita para planchar los bugs (hay que salvar seguido la partida). Entre los archivos hay un texto de Rokita al segundo de Wencel que, claramente, no tuvo respuesta.
La conversión del dólar al zloty era beneficiosa en los ‘80, pero con la apertura de Polonia al mundo, los precios se ajustaron y ya no era tanto negocio tener profesores universitarios diseñando videojuegos. PZ Karen se disolvió, Wencel volvió a dedicarse a la importación, y Rokita volvió a la vida académica. Hoy es una eminencia en el campo de la animación por computadora y sigue dando clases en la Tecnológica de Varsovia.
La historia de Walesa es más complicada. Su primera (y última) presidencia estuvo marcada por una accidentada transición a una economía de libre mercado, choques con viejos miembros de Solidaridad, y una forma errática de hacer política. En las últimas décadas su imagen en Polonia ha recibido varios golpes por sus declaraciones homofóbicas y racistas, además de distintas investigaciones que han buscado probar que entre 1970 y 1976 fue informante de los servicios de seguridad soviéticos.
Este juego nunca editado termina siendo una cápsula del tiempo. Un reflejo fiel del fin de la Guerra Fría y de la ilusión de una Polonia que pensaba que su rol en la caída del comunismo iba a tener una recompensa por parte de los grandes poderes.
Pero más que eso, Solidarność es una simulación rigurosa (dentro de los límites del entretenimiento) de un evento histórico reciente, diseñada con un público internacional en mente. En ese plano, es un éxito rotundo, una obra mil veces más valiosa que cualquier biopic.
Recorrer ese mapa durante horas hace que esos nombres foráneos empiecen a tener sentido, que esos activistas se sientan como más que números en una planilla. Nos indignamos con cada razzia, festejamos cada pequeña victoria, en una experiencia que captura la realidad de la resistencia con distancia y respeto.
Las películas elevan al ícono, lo humanizan con la trampa de la empatía. Solidarność, con su frialdad casi clínica, no busca hacernos sentir en los zapatos de Walesa, sino despertar compasión por los obreros polacos. No se me ocurre un objetivo de diseño más noble.
DATA EXTRA: El artículo más interesante sobre Solidarnosc (el juego) está en la página polaca de Eurogamer. No hay mucha más referencia directa sobre el juego, ya que nunca salió oficialmente y sólo fue redescubierto cuando esta versión sin terminar empezó a circular por sitios de “abandonware” como Home of the Underdogs y el Internet Archive. Acá hay algo más de data sobre PZ Karen en inglés, un detallado perfil del estudio de la revista PIXEL, un videito de la asociación polaca de videojuegos, y una entrevista lindísima a su ingeniera de sonido Dorota Błaszczak.
Para profundizar sobre la ascendencia de Solidaridad en Polonia, este artículo del economista Charles-André Udry tiene un lindo equilibrio entre el reconocimiento del trabajo titánico del sindicato y las consecuencias que tuvo la presidencia de Walesa para la sociedad polaca. También resulta impactante “The Shipyard”, un documental de solo 15 minutos del gran Errol Morris con el viejo Walesa y un astillero derruido como protagonistas. Por supuesto, cualquier lectura sobre Solidaridad va a beneficiarse de conocer un poco la historia de Polonia, pero como machete, podés complementar Wikipedia con esta animación espectacular de Platige Image (los mismos de las cinemáticas de The Witcher y Cyberpunk 2077) que resume la historia entera del país en 8 minutos emocionantes.
que buena lectura nos regalaste!!!!